TEMOR
¿Cómo puedo hablar de mis torturadores?
Han suplantado la maldad en mi alma;
Escupiendo ignominia a mi dignidad;
Arrastrándome con las navajas de afeitar;
Hasta me mareo, en la carne viva; en piso ...
Por la etapa del sopor, mi vida lacerada;
Que encontré mi espíritu refrescado.
Dilacerado, por el desafortunado temor.
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